Comimos un sábado. El trato muy bueno y un ambiente agradable. La comida era casera y muy rica, sobre todo la carne a la brasa. La cantidad también está bien.
Un lugar muy recomendable.
Restaurante muy pintoresco, ubicado bajo una de las balconadas de la espectacular población de Robledillo de Gata. Cuenta con una terraza con vistas al río Arrago. El interior está dividido en dos espacios, uno a la entrada, junto a la barra y un salón a diferente nivel, al que se accede por una corta escalera de apenas 3 o 4 peldaños, todo con la sensación de encontrarnos en un museo, ya que por las paredes y el techo hay una gran profusión de aperos y objetos de la más diversa índole. Acudimos muy temprano, y gracias a eso pudimos ocupar una mesa, ya que prácticamente todo estaba reservado, al ser uno de mayo. La carta no es demasiado extensa, cuatro platos de carnes (todos a 20 €), una quincena de platos de raciones, y siete bocadillos rústicos (todos a 5 €). Nosotros elegimos croquetas caseras, huevos fritos con patatas y bocadillo de lomo a la plancha con queso. Con una botella de agua y un refresco, la cuenta sumó 25,30 € para dos personas. Todo muy bien; lo comentado, sitio muy pintoresco, comida sencilla pero muy buena y muy casera, patatas fritas estupendas, naturales, nada de congeladas y bocadillo de un tamaño muy generoso. La atención, también muy buena. Me llamó la atención la música de fondo: Triana, Alameda…, rock andaluz durante toda nuestra comida.
Sitio emblematico en paraje natural, toda la esencia de un pueblo en el que se para el tiempo. El mejor restaurante de Robledillo de Gata, donde mejor he comido. El Servicio increíble, la atención por parte del dueño y las camareras exquisito, es de agradecer, lo recomiendo 100%.Comida de calidad.
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